Ya, sí, ya sé. A todos nos gusta la velocidad, la potencia, y el riesgo. Pero todo en su justa medida, coño, que luego pasa lo que pasa, y las facturas de hospital y chapa y pintura se van acumulando.
¿A quién no le ha pesado alguna vez el pie más de la cuenta? A todos, joder, a todos. Pero los hay quienes, obviamente, se llevan la palma:
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